Estos días me he rencontrado con algunos
amigos de AlterNatura, de Sagunt, grandes personas con las que da gusto perderse por el bosque
y por la Vida. Ayer estuvimos en Amaiur, donde Felipe nos enseñó el precioso
molino y su funcionamiento, donde los niños aprendieron a hacer talos… ¡y a degustarlos!
Después de la merienda Mikel nos acompañó a visitar el pueblo, precioso,
espectacular, como siempre. Acabamos en las ruinas del Castillo, en la parte
más alta del pueblo, desde donde la vista es fantástica. Allí, doscientos
caballeros navarros aguantaron los embates castellanos durante nueve meses,
hasta que en julio de 1522 diez mil soldados castellanos, ayudados por partidas
guipuzcoanas y alavesas, pusieron en asedio al Castillo.
Cuatro días tardaron
en entrar en el fortín, y así se acabaron los sueños de un Reyno de Navarra
independiente. Aquel día se culminó la Conquista de la Navarra peninsular, pero el
Reyno permaneció libre en la Baja Navarra durante casi tres siglos más. Un día
de estos os contaré más detalladamente aquella historia.
Inscripción en el monolito:
“A los hombres que en el Castillo de Maya pelearon en pro de la independencia de Navarra,
luz perpetua. 1522”.
Hoy nos vamos a Infernuko Errota,
escondido en un lugar mágico. Uno de esos sitios en donde al que escribe le
gusta perderse. El fragor de las aguas a mis pies, la tupida bóveda de alisos y
hayas, la luz verde que todo lo inunda, y la sensación maravillosa de sentirse
en un lugar especial y todavía hoy perdido. La Naturaleza y la Historia, los
recuerdos de la dura vida de nuestros antepasados y de su lucha denodada por la
supervivencia afloran entre las aguas cristalinas de la Regata del Infierno y
se alborotan y violentan en la estrecha y vertiginosa garganta sobre la que descansa el viejo
molino.
Navarra al Natural.
La otra forma de conocer Navarra.
La otra Navarra que conocer.
La otra forma de conocer Navarra.
La otra Navarra que conocer.
Juan Goñi
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