Dormitaba inocuamente mientras soñaba con un bosque dormido
que soñaba con un lejano bosque de árboles como imposibles rascacielos verdes.
Escondido entre sus piernas
volaba por el espacio mientras buscaba una cueva oscura y verde en la
que anidaba una dama adormilada cubierta de sedas verdes.
Jugaba a pasearme por un sendero lleno de miradas
amortiguadas, mientras bebía de un vaso de hojas un secreto líquido espeso y
verde.
Sencillamente soñaba que cabeceaba en tu regazo, sentado en
el zaguán vacío de la obscura cueva redonda y negra, mientras limpiaban tus
calles unos señores vestidos de verde.
Candorosamente me alimentas con tus pechos de hojas titilantes,
apaciguas mi sollozo dolorido mientras te miro puerilmente a tus ojos de mil millones
de veranos verdes.
Verde era el sueño que soñaba mientras quedamente paseaba
por tus regazos dulces de pétalos y silencios, mientras escuchaba tus latidos como
trinos en tus ramas de ingentes universos verdes.
Juan Goñi
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