Regato en Bertiz
Llueve copiosamente sobre los
bosques y las praderas de Bertizarana. La temperatura ha bajado
significativamente y por un momento las nieblas que ocultan al Oteixon y al
Meate arrastraron mis recuerdos hasta un febrero que se fue, pero asoma. Un
sonoro resfriado me mantiene anclado en casa, cerca del fuego, a resguardo del
frio y del agua que hoy lo invaden todo. Aun así, reviso las fotos que hace pocos días saque en Bertiz,
donde los regatos surgen por doquier, donde canta el agua alegre, tintineante,
como los cascabeles de un sonajero eterno.
Hoy no podré hacer mi paseo por
Bertiz. Tendré que conformarme con admirar al mundo desde mi ventana al son de
la lluvia impenitente; me contentaré con una mantita calentita que comparto con
mi hijo Martín, y el cálido cuerpecito de mi gato ceniza que se enrosca en mi
regazo. No creo que se pueda pedir más. No necesito nada más.
Juan Goñi
0 comentarios:
Publicar un comentario