Hongo en Bértiz
Foto de Felipe Noguera.
Los hongos son el sistema
nervioso del Bosque. Sus hifas recorren el subsuelo creando una red inconmensurablemente
compleja. En cada centímetro cúbico del subsuelo de un bosque maduro hay, al
menos, un kilómetro de hifas de diversos hongos; desde la superficie hasta, al
menos, los dos metros de profundidad.
Los hongos carecen de
cloroplastos, como los animales, es decir: no realizan la fotosíntesis y deben
alimentarse de materia orgánica. Como las plantas, los hongos poseen pared
celular y vacuolas. Se reproducen de forma sexual y asexual, como los musgos o
los helechos. También tienen características que los acercan al mundo de las
bacterias. Llevan, al menos, mil
millones de años sobre la Tierra.
Se han descrito cien mil especies
de hongos, aunque se estima que existen al menos un millón y medio de especies
de hongos en nuestro planeta.
Los hongos callan mientras cuentan
la historia de la Vida. Asoman a la luz
solo cuando llega la hora de reproducirse, ocultando su verdadera importancia,
su verdadera complejidad, su
imprescindible presencia en el Bosque. No hay, no puede haber, Bosque
sin hongos. Su papel crucial en la arboleda todavía se nos oculta; pero lo que
vamos descubriendo nos sorprende, nos asombra.
Es el Universo de los Hongos,
aquel que se oculta bajo nuestras pisadas, jugando a la sorpresa entre las raíces
de árboles. Lo más fascinante está oculto a nuestros ojos, justo aquí debajo;
es el alma de la criatura “Bosque”, de la que tú y yo siempre formaremos parte.
Juan Goñi.
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