La Niebla y el Miedo


La ciudad, bajo un manto de niebla, blanca, como un sudario, se agita en la rutina diaria de la prisa y el mal genio. Se han olvidado de que por encima de las nubes siempre brilla el sol. Maldice aquel señor su suerte; entierra sus miedos en pastillas de colores chillones la señora antes de salir de compras, grita y grita sin que nadie sepa el porqué el niño hiperactivo en el patio de un colegio gris y frio. En la radio llevan horas hablando del partido del domingo, y en la tele el odio que rezuman los ojos del tertuliano ilumina el plató amarillo de bilis. Dormita el viejo su agonía en el banco del parque deshabitado. La vida pasa, siempre igual, siempre distinta. Allí arriba, cerca del cielo, brilla el sol, pero nadie lo recuerda ya. Hace tiempo que consiguieron que olvidases de que arriba brilla el sol... y a la niebla le llamaron miedo.

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