Tras las lluvias el agua recupera viejos senderos entre la alfombra de hojas. En el hayedo silencioso se escuchan de nuevo las eternas canciones de riachuelos y fuentes. El Bosque, hermosísimo siempre, ahora sugiere sosiego, calma y paz; llegó el momento de volver la mirada al interior de uno mismo, y digerir, como hacen los árboles, la propia esencia de la Vida.
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