Montañas azules.



 
En primer término, la cúpula del hayedo de Bértiz, 
al fondo, el Mendaur azul.  

Azules las montañas y vedes los bosques, grises los cielos de este mes de mayo. El futuro rebusca días luminosos que todavía no asoman. La primavera se deshace entre los dedos y el Mundo se hace mayor. Ya se escapan los pollitos del jilguero del nido que les vio nacer, y corretean por entre las ramas del viejo castaño. Ajenos a los peligros que acechan, pían sin parar, pedigüeños de alimento, mientras descubren la Tierra desde lo alto.

Los vientos, fríos todavía, traen dificultades a los vencejos apurados por las prisas. Golondrinas y aviones buscan sin descanso insectos en la transparencia de la tarde, volando a mil por hora sobre las copas de los árboles. La cúpula de la arboleda se va cerrando, ya no se atraviesa con la vista, ya no se ve el suelo desde el cielo.

Ya se sonrojan las cerezas en mi árbol.

Ya cambia el Mundo a manos llenas. Ya llega lo que nunca se fue. 

Son simples pinceladas, el resto corre de tu cuenta. 


Juan Goñi

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