Las lluvias y el viento finalmente han podido
con él. Se ha desplomado el viejo roble sobre el sendero exuberante de
abril. La Vida y la Muerte tan cerca, tan evidentes. Se llena el cadáver
del rey del bosque de insectos y hongos, albergan sus oquedades gusanos
y orugas, comienza inmediatamente el retorno del rey a su madre, que es
la Tierra. El ciclo continúa, el mismo ciclo, las mismas moléculas,
girando durante eones, generando Vida en cada recodo, árbol, insecto,
ave, lombriz, heno, corzo, bacteria, heno, caracol, hongo, tierra,
árbol..... Alimentado por la luz del Sol, refrescado por las lluvias
generosas, empujado por el ansia de la Vida en perpetuarse, siglo tras
siglo, día tras día, segundo tras segundo hasta la eternidad. Vuelve a
la Tierra, mi rey el roble, de donde saliste y a donde vuelves vencido y
roto, y renace de la Tierra, a donde volverás cuando rendido te
desplomes. Yo te acompañaré en tu destino, que es el mío, y el de todas
las criaturas que pueblan este ser palpitante, hermoso y vivo que es
Gaia, la Tierra, Amalurra, Nuestra Madre.
Juan Goñi
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