Estos extraños días en los que el verano agoniza he estado
recorriendo mi tierra con los ojos abiertos y las botas caladas. El rocío me
empapaba a las noches y excitaba mis sentidos con su frescura descarada. A las
mañanas los helechos y los prados amanecían calados por la escarcha ante un sol
fuerte y poderoso. Y así, con la belleza de esa gota temblorosa que pendía de
cada briza de hierba clavada en mi corazón, he ido y venido por bosques de aquí
y de allí, por paisajes y por gentes de mi vieja tierra navarra. Las gentes con
las que revolví panoramas con sensaciones me confesaron antes de su partida que
no conocían tierra más bella en esta península que surca los mares entre el
Mediterráneo y el Cantábrico. Y yo no pude por menos que emocionarme ante las
muestras de cariño de estos corazones hasta hace bien poco desconocidos. Me
gusta cuando la gente ama la Tierra, la Vida y los Bosques porque ese amor
compartido rebota entre nosotros como una loca pelota que va y que viene de tus
ojos a los míos. Pero cuando todo el mundo vuelve, cuando el bosque se acalla,
cuando el autobús ya ha partido, es cuando vuelvo mi mirada a mis bosques
verdes todavía; y rodeado por ellos, mecido por su frondosidad silenciosa y
limpia, acunado por el silencio de su atmósfera misteriosa y mística, me rencuentro
con lo que vine a buscar, reconozco lo que me trajo aquí y me reafirmo en tantas
cosas.
El árbol muerto se acostó entre sus hermanos y descansa
ahora a mi lado. Imagino las caricias de los musgos en su tronco, imagino sus
ramas alzadas al cielo como brazos que se despiden momentáneamente de sus
alturas. Ahora la vida en él se transforma, se convierte en insecto xilófago,
en hongo saprófito, en musgo o en liquen. No se pierde un ápice de su fuerza,
repartida ahora entre tantos diminutos trocitos de bosque. Lo acaricio,
acaricio sus pliegues incomprensibles, sus leños todavía frescos, los musgos
que cubren su tronco desnudo. Lo amo en su muerte como lo amé en su vida. El
también esta empapado en el rocío esperanzador y mágico que en estas noches de
septiembre todo lo cubre y lo abriga de sueños y milagros.
Juan Goñi
Sublime, exquisito, poderoso. Qué mal te lo pasas!!!
ResponderEliminarya sé cómo prolongar mi pasión por esta tierra Juan, este blog me ayudará hasta mi regreso. Pronto.
ResponderEliminarpor cierto te dejó la dirección de mi blog por si quieres dejarte contaminar un poco. Yo soy Supersonic-Man
ResponderEliminarhttp://fanzinosis.blogspot.com
enrique