Cuando hablo y os cuento las maravillas de esta tierra, que
es la mía y la tuya, podría parecer que no veo defectos, que no me molestan
cosas, que no me duelen las mil y una desdichas que aquí, como en casi todos
los lugares, ocurren. Y algunos de los que leen estos textos, algunos que no me
conocen lo suficiente, y que basan sus apreciaciones en dos o tres textos (o
fragmentos de textos) que han leído aquí o allá, sacan la ridícula conclusión
que soy un “propagandista” del Gobierno de Navarra, un genuflexo y agradecido
personajillo a la sombra del poder. Hay que ser definitivamente lelo para
entender así mi amor por mi tierra y por mis bosques, pero en esto de internet,
como en botica, hay de todo.
Rapaz envenenada en un coto de caza de Tierra Estella. Aquí puedes ver la noticia completa.
Foto de Diario de Navarra.
Me molesta especialmente esta apreciación porque he
criticado y criticaré con fuerza a los políticos que padece Navarra desde hace
tantos años, gentes con escasa sensibilidad ambiental que permiten que en
nuestro rico entorno natural ocurran cosas como la que hoy me trae hasta aquí.
Técnicos y guardas del Gobierno de Navarra hacen lo que pueden con los
escasísimos recursos que se han salvado de la quema de los recortes. “El Bosque
se cuida solo” parecen pensar nuestros políticos, a salvo en su carísimo ático
de Mendebaldea o en su chalet de Olaz. Y no, el Bosque, el Medio Ambiente no se
cuida solo, hay que poner medios, hay que legislar, perseguir delitos,
investigar, tomar medidas de todo tipo contra tantos y tantos desmanes que se
producen en nuestros campos y nuestros bosques. Deberían estas gentes aprender
que el patrimonio natural es tan digno o más de cuidarse y conservarse como el
más valioso de nuestros tesoros artísticos. Y deberían comprender que cada
cuchillada al ecosistema es una cuchillada contra el futuro de nuestros hijos y
los hijos de nuestros hijos. Zilbeti, las centrales térmicas de Castejón, el
TAV, el pantano de Itoitz, el Canal de Navarra, la línea de alta tensión
Castejón - Muruarte, la proliferación de centrales eólicas sin las debidas
garantías, el polígono de tiro de las Bardenas… son tantos los desmanes que sería
imposible detallarlos todos. Pero hoy me trae aquí un espinoso asunto en el que
Navarra no cumple en absoluto los deberes, y suspende estrepitosamente. El
veneno que acecha vidas y futuro, el veneno con el que algunos desalmados siembran
nuestros campos y nuestros destinos. Navarra y sus gobernantes tienen que
ponerse las pilas inmediatamente en este tema, e impedir que asociaciones como
WWF le vuelvan a sacar los colores. Y ya van tantas veces…
Si encuentras un animal muerto en el campo puede que esté envenenado. No lo toques y llama al teléfono gratuito de SOS Veneno.
Juan Goñi
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