Con María por el bosque de Bertiz.
Se llama María, y es una preciosa
niña, curiosa y vivaracha. Vino a pasear con nosotros hace unos días, y durante
un buen rato, mientras caminábamos por el bosque, estuvimos charlando de
nuestras cosas. Son los niños la gente más honesta que conozco.
Sofisticados y limpios, sus
corazones aún no han aprendido a ser esclavos y por eso son radicalmente
libres. Expresan sus sentimientos y sus ideas sencillamente, sin atarse a un diccionario que no conocen. Poco a poco
les vamos enseñando qué es una aplicación biyectiva, suprayectiva o inyectiva;
o la capital de Eslovenia; o qué es y qué no un sintagma nominal. Y poco a poco
vamos poniendo “puertas al campo” infinito de su comprensión.
Los aburrimos solemnemente con
nuestras importantes tonterías, sin pararnos a escuchar aquello que nos cuentan
con los ojos. Ellos miran para ver, escuchan para aprender, juegan para crecer
y aman por y para nada, simplemente por vocación. Les decimos lo que no hay que
hacer, cómo si nosotros lo supiéramos. No queremos admitir que sabemos menos
que ellos, porque lo más importante lo fuimos perdiendo por el camino. No
cesamos de hablarles de un futuro que no entienden, porque para los niños el
futuro es ahora. Y así, sin cinturón de seguridad ni salvavidas, los arrojamos
a la vida imposible que hemos diseñado.
Los niños de hoy despiertan
olvidando aquello que aprendieron. Dejan de disfrutar del presente porque solo
les hablamos del futuro. Tienen que aprender a ser competentes, tienen que
prepararse para una vida dura, tienen que saber que en el futuro las cosas no
serán fáciles, y por eso deben de tener bien claro qué es o no es una
aplicación suprayectiva. Sin eso, decididamente, no podrán ser personas “de
provecho”.
A mí me gusta calzarme las botas
del niño que fui. Me gusta escuchar a ese niño en las palabras de María. Me
gusta pasear con ese niño por el bosque, dejándome guiar de su mano. Y durante
esas caminatas de pasitos cortos y ojos grandes, asombrarme ante sorpresa de
aquel que yo fui. Cada vez estoy más cerca. ¡Ya he conseguido olvidar qué carajo es una
aplicación inyectiva!
Juan Goñi
"Los niños han de tener mucha tolerancia con los adultos."
Antoine De Saint Exupery.
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