Hace unos días, María Dolores de
Cospedal, Secretaria General de Partido Popular, comparó los escraches que está
llevando a cabo la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) contra algunos
diputados del mismo partido. La número dos de los
populares tildó los escraches de las víctimas de los desahucios de “nazismo
puro” y reflejo de “un espíritu totalitario y sectario” propio de los años
treinta. Se suele decir que todas las comparaciones son odiosas, pero esta lo
es especialmente. O esta señora no sabe Historia, lo cual la incapacitaría para
cualquier cargo público, o conociendo perfectamente qué es el nazismo hace esta
comparación de mala fe, lo cual la definiría como una mala persona, o como
decimos en mi pueblo, un “mal bicho”.
Campo de Concentración de Mauthausen
En el verano de 2007 visité
Austria. Disfrute de los paradisiacos paisajes del Tirol, de sus bellas ciudades como Saltzburgo o
Viena, y aún encontré tiempo para acercarme a la impresionante Selva Negra o a
los apabullantes Alpes Austriacos, Italianos o Suizos. Pero mis recuerdos más
vívidos son los que guardo de mi visita al Campo de Concentración de Mauthausen, cerca de Linz. Mauthausen es un lugar sobrecogedor, silencioso, espeluznante. Lo recuerdo frio pese a que era el mes de julio. Aquello es “nazismo puro”. Bien haría la señora Cospedal en medir correctamente sus palabras, bien haría visitando este infierno, bien haría proponiendo un reconocimiento a los más de siete mil españoles que perdieron allí su vida.
Hornos crematorios de Mauthausen
En agosto de 1940 llegaron a Mauthausen los primeros 392 españoles de
los 7.300 que ocuparon el campo hasta 1945. La gran mayoría llegarían a
este infierno desde la Francia Ocupada o desde la Francia de Vichy.
Todos ellos formaban parte de los más de quinientos mil combatientes
republicanos que cruzaron la frontera catalana en los últimos meses de
la Guerra Civil. Al inicio de la II Guerra Mundial, gran parte de estos
combatientes republicanos acabarían enrolados en la Legión Extranjera
del Ejército Francés. La mayor parte de estos soldados acabarían en
manos de los nazis entre mayo y junio de 1940, durante los primeros
momentos de la invasión “relámpago” de Francia. Tras pasar unas semanas
en los campos de prisioneros de guerra, fueron enviados a Mauthausen
donde integraron el grueso del contingente español.
Cámara de Gas de Mauthausen
Cuando los nazis preguntaron al gobierno de Franco qué debían hacer con aquellos prisioneros, Franco respondió que “no había españoles” más allá de los Pirineos, y que con esas personas hicieran lo que quisieran. Es por ello que el contingente español fuese marcado con un triángulo azul de apátridas, con una “S” en el centro, una S de “Spanier”.
Relatar aquí los sucesos que acontecieron en este lugar me resulta simplemente imposible. Intentar transcribir en palabras la emoción que atenazaba mi garganta durante aquella mañana de julio me es absolutamente insoportable. La simple narración de los hechos me causa una intensa congoja y me impide seguir escribiendo.
Relatar aquí los sucesos que acontecieron en este lugar me resulta simplemente imposible. Intentar transcribir en palabras la emoción que atenazaba mi garganta durante aquella mañana de julio me es absolutamente insoportable. La simple narración de los hechos me causa una intensa congoja y me impide seguir escribiendo.
Cantera de Mauthausen. Desde aquí eran arrojados los llamados
"Paracaidistas".
Por poner solo algunos datos encima de la mesa:
Métodos de exterminio en Mauthausen:
.- Celdas de castigo: estancias de unos 7 metros cuadrados donde se encerraban a los prisioneros hasta que morían de hambre y de sed. Solían aguantar unos doce días.
.- Caída: Muchos prisioneros eran empujados desde la parte alta de la cantera. Los nazis los llamaban “jocosamente” los “paracaidistas”.
.- Cámaras de gas y cámaras de gas móviles.
.- Hipotermia: Aproximadamente tres mil prisioneros murieron al verse forzados a permanecer bajo duchas heladas de varias horas.
.- Celdas de castigo: estancias de unos 7 metros cuadrados donde se encerraban a los prisioneros hasta que morían de hambre y de sed. Solían aguantar unos doce días.
.- Caída: Muchos prisioneros eran empujados desde la parte alta de la cantera. Los nazis los llamaban “jocosamente” los “paracaidistas”.
.- Cámaras de gas y cámaras de gas móviles.
.- Hipotermia: Aproximadamente tres mil prisioneros murieron al verse forzados a permanecer bajo duchas heladas de varias horas.
Conductos de la cámara de gas.
Los prisioneros nunca sabían si por las duchas saldría agua o gas.
.- Tiroteos masivos.
.- Experimentos médicos.
.- Sangrados: Varios cientos de prisioneros fueron desangrados
hasta la muerte y su sangre enviada al Frente del Este.
.- Hambre: Solo en Mauthausen dos mil prisioneros por semana
morían de hambre.
Unos nueve millones de personas murieron en campos de
concentración como Mauthausen durante la II Guerra Mundial. Solo 80.000
sobrevivieron al Holocausto.
Bien haría esta señora en perder un rato en ver este
documental. Quizá cambiara así su concepto de “Nazismo”:
“Un fotógrafo en el Infierno. Españoles
víctimas del Holocausto Nazi”
La bandera española es la única que no ondea en la salada de
la memoria de Mauthausen. En su lugar ondea la bandera de la República. La
Democracia española nunca ha reconocido a estas víctimas ni se ha interesado
por los supervivientes del Holocausto. Muchos de ellos nunca regresaron a
España, una España que nunca les devolvió la nacionalidad que Franco les
arrebató.
Sala de Banderas del Campo de Concentración de Mauthausen.
Al fondo, la bandera de la República Española.
Hay un Goñi en la lista de asesinados por la barbarie Nazi:
Fermín Goñi Otamendi, de Pamplona. Quizá era pariente mío... o quizá no. ¿Qué
más da? Todos y cada uno de esos nueve millones de asesinados eran parientes
míos; y tuyos; de todos nosotros.
Si olvidamos la Historia, estaremos condenados a repetirla.
Juan Goñi
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