Abrazando un roble (haritza) en Orgi.
En este idioma protoindoeuropeo se han definido tres formas fundamentales para definir a los robles: “dorw-“,” perkw-“ y “ayg-“.
DORW- es la derivación más importante. De ahí parecen venir palabras como por ejemplo:
Eslavo antiguo: drevo: árbol.
Báltico: dervà: alquitrán, pieza de madera de pino, leño.
Griego: drys, dryas: árbol, madera, roble.
Itálico: dúrus: fuerte. Y de ahí al español “duro”.
Céltico (Irlandés antiguo): daur: roble.
Germánico: trëo.
Inglés moderno: tree.
Índico: daru: especie de pino, pieza de madera, bloque y, como segundo elemento, árbol.
Iranio: druvo, drvo: sano, robusto.
Albanés: dru: madero, pieza de madera, árbol..
Armenio: tram: firme, fijo.
Anatolio: taru: bosque.
Tocario: or: bosque.
Ruso: dérevo: roble o árbol
Serbocroata drijevo: roble o árbol
Polaco: drzewo: roble o árbol
Inglés antiguo treo: roble o árbol
Noruego antiguo: tre: roble o árbol.
En euskera, para designar a los árboles de la familia de los Quercus (robles, encinas, carrascas, quejidos.. aquellos que dan bellotas), se utilizan palabras como haritz, ametz, arte...
Haritz (o Aritz) es como se denomina al roble común o carballo (Quercus robur). De aquí se derivan diversas palabras en los diferentes dialectos: areitz o haraitz, (h)aritx, (h)aitz, araitz, areitz, aretx, agatx o areki. De ahí, para el robledal se utilizan palabras como aristi, aresti, areisti, hariztei, ariztegi, ariztoi…
Cuando los robles son jóvenes, se utiliza el diminutivo –kanda, y de ahí palabras como harizkanda, aizkanda, arexkanda, exkanda o ezkanda. En roncalés, arixko, con el diminutivo –ko.
Juan Goñi
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