Porque me gusta naufragar en la arboleda


Dicen las noticias que hoy se espera mal tiempo, pero yo, por más que miro, no veo ese “mal tiempo”. Es cierto que amanece con una copiosa lluvia que bautiza el nuevo día. Es cierto que las montañas se despiertan abrazadas por las brumas. Hace fresco en esta dulce mañana gris de mayo. Se oye por las praderas el rumor del aguacero, como si el agua añorara su cuna, el mar que viene y va, pero casi siempre viene. En la barandilla de mi balcón las gotitas tiemblan y caen, como si parpadeasen. Los árboles abren sus ramas al agua bendita, como queriendo abrazar a la aurora que les rodea. Remolonea el mundo antes de levantarse definitivamente. Cantos de aves recién amanecidas que inundan la cocina, la música de Piazzola rondándome la cabeza, un café caliente entre las manos y sed de Bosque en mis venas. “Adiós Nonino”, loco del bandoneón, ¡luego vuelvo!
Si le das tiempo al tiempo, tendrás tiempo. Si miras bien, verás. Si por fin vienes, llegarás. Mientras, me calzo las botas y te espero, como siempre, con el verde de los árboles inundando mi sangre roja.
Paseos guiados por el Bosque de Bertiz.
Sábados, domingos y festivos, a las 10:30, desde la Oficina de Turismo de Bertiz.
Porque nos gusta naufragar en la arboleda.

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