Paisaje desde los altos de Oitz.
El otoño se cuela por entre los resquicios de estas tierras
y se cuela en mi alma a través de mi retina.
Los prados agostados; los primeros indicios de ocres asomando
desvergonzados, tiñendo el verdor del bosque; las hayas cargadas de hayucos; las
nubes bajas cubriendo las cumbres; las bellotas lloviendo bajo el robledal…
cambiamos de estación con el silencio con el que pasan las cosas importantes.
En estas fechas, para ver venir al otoño hay que mirar desde
lejos, así como se escucha a una gran orquesta, para no perder detalle, ni
trino, ni aroma.
Ver venir el porvenir y sentir que el otoño, aunque
tímidamente, también empieza siendo un sueño.
Juan Goñi
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