Irati, Sendero de Arlekia, Aezkoa, Navarra, Nafarroa.
Hoy nos vamos a Irati, el bosque
de los mil bosques. Allí, mientras las hojas de los árboles se descosen poco a
poco y caen, no sin antes incendiar sin fuego los paisajes y las almas, nos
dejaremos arrullar por los silencios, los rumores y los trinos, en definitiva por
la voz del bosque, la más armoniosa armonía que solo el bosque y sus habitantes
son capaces de susurrar.
Se desatan las emociones para los que no
tememos ampararnos en nuestros propios estremecimientos, para los que aún nos
atrevemos a sollozar cuando nos vemos por entero comprendidos por la más sutil
y poderosa belleza: la belleza vital, impetuosa, invencible y lúcida del bosque
en otoño.
Mañana tocará Bertiz. Pero esa es otra historia, es otro verso en el sobrecogedor poema de la Vida. Y el otoño es cuando más claramente se funde tanto esplendor en la arboleda.
Mañana tocará Bertiz. Pero esa es otra historia, es otro verso en el sobrecogedor poema de la Vida. Y el otoño es cuando más claramente se funde tanto esplendor en la arboleda.
Juan Goñi.
“Hojas secas, silencios que de nosotros hablan al caerse.”
Luis García Montero.
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