Bosque de Mata de Haya, Rincón de Belagua,
Roncal - Erronkari, Navarra - Nafarroa. Por mi amigo Ángel Villalba.
Roncal - Erronkari, Navarra - Nafarroa. Por mi amigo Ángel Villalba.
Me dolía dentro, no sé dónde
exactamente. Dentro. Un dolor sordo, como un peso hosco. Y ya sé qué hacer
cuando me duele ahí.
Soledad para que la mente respire
silencios y hable. Un poco de agua en la mochila, y mis prismáticos para ver lo
que se aleja. Ir, abandonando el tiempo y sin destino claro. Caminar, obligarse
a caminar despacio. Sentarse bajo un árbol; uno grande. E inyectarse el otoño
directamente a la vena de mis secretos. Sin medida; sin miedo. Y esperar
fielmente a que pase. Andar por los senderos de mi conciencia, buscando un vacío,
un lugar donde apaciguarse. Y hospedarse allí un ratito.
Curarse. Sanar raíces y alas, y limpiarse
despacito las retinas, como hacen los gatos. Desalojar tanto ruido sin
escrúpulos. Asear la reflexión que acude, no dejar que se me adentre la hiel ni
el vinagre. Viajar en los requiebros que mi bosque murmura. Colarse en el alma
del roble centenario y ver el mundo desde allí. Entregarse; amar y ser amado. Comprender
despacio el peso de las cosas. Cicatrizarse. Y entonces, solo entonces,
rendirse a la evidencia.
Después volver. Convaleciente
pero reconstruido. Atarse al reloj en la muñeca. Preparar la merienda y seguir.
Atender al día a día, aunque se me muera el otoño entre los dedos.
Juan Goñi
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