Con aquello voy matando el hambre...



 Bertiz

Amanezco en Baztan, en mis Valles Verdes, entre las brumas que son bandera, mecido de nuevo por el canto de ese gallo fanfarrón que tengo por vecino. Amanezco en Casa. 

Dik, el perro del caserío de al lado vino ayer a saludarme, y de paso, a llevarse un chusco de pan duro. Después se alejó a su verde inmensidad, moviendo la cola, babeando ante su próximo festín. Los gatos del barrio rozaron sus lomos en mis piernas, como siempre, maullando levemente. Creo que es su forma de darme las buenas tardes. Y la noche se ha ido como llegó. Sin luna ni estrellas, ocultas bajo el manto de las negras nubes nocturnas. Ahora amanece y un coro de gorriones está desayunando en mi balcón las migas de mi cena. 

Pese a los impresionantes paisajes asturianos, he echado de menos estos paisajes y estos bosques que tanto saben de mi, que tanto me conocen, que tanto amo.

Hoy me llevo a una gran familia a Bertiz. Han venido desde Madrid, desde Paris, desde Mallorca, para reunirse todos juntos unos días en Baztan. Y quieren que les cuente, que les relate este bosque sin par. Contar bosques… que delicioso quehacer. 

Gran familia, “familia extensa” que dicen: concepto que perdí entre las costuras del tiempo y que ahora recupero cuando camino por el bosque. Pero solo unos ratitos. Unos ratitos de silencio y soledad. Unos instantes escasos y mágicos, cuando comprendo que lo que hay ahí es parte de mi, cuando adivino las palabras de la arboleda, cuando traduzco a cortesía los trinos y los aleteos de las aves, cuando transcribo a caricia el tacto del musgo, cuando, mudo, recibo la brisa lenta como un beso de cariño y bienvenida. Solo son unos ratitos. Pero son aún mi alimento. Y con aquello voy matando el hambre. 

Ladra Dik y fanfarronea el gallo, que algún día bautizaré. Los gorriones ya han volado y aun no son las siete. Una picaraza grazna ahí fuera y Drexler suplica una tregua con la duda. Y yo, con mi reguero de cabos sueltos, nos vamos a la ducha a desterrar telarañas. 

Ya voy, Basajaun, que tengo que contarte muchas cosas. 

Juan Goñi

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