Esa lluvia de Baztan, como una manta de eterna parsimonia
Esa lluvia sin gotas, como niebla
Y el sonido en sus remiendos, en las goteras del caserío
Golpeando aquí al charco que tiembla
Allí a la piedra o a la tierra
Más allá al coche, con su sonido de lata.
Esa lluvia que nunca acaba…
Ese sonido a txalaparta infinita
Que lánguidamente empapa las almas.
Juan Goñi.
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