Como ya he dicho en varias de estas entradas, la Naturaleza no sabe de calendarios astronómicos ni nada parecido, y los ciclos que siguen tanto animales como plantas están regidos por la luz del sol. Y el sol hace ya meses que está subiendo en el horizonte. Así pues todos los habitantes de bosques y estepas, de aguazales y desiertos, se preparan rápidamente para la reproducción. Hay que traer al mundo a sus retoños con la explosión de vida que tendrá lugar en breves semanas. Uno de los cortejos más impresionantes y bellos que el pajarero tiene el placer de observar es el de los somormujos lavancos. El somormujo lavanco (Podiceps cristatus) es un magnífico buceador de lagunas y charcas, un bellísimo ejemplo de una ave dependiente totalmente del agua. Pesado y poco ágil en tierra, cuando llegan estas fechas despliega todas sus habilidades natatorias para encandilar a su pareja en un baile coordinado en la que ambos se reflejan mutuamente, en un juego de espejos y carreras. Ave perseguida con saña durante siglos por su bello plumaje, afortunadamente hoy es una especie relativamente abundante, aunque graves peligros acechan a su conservación: desecación de lagunas, sequía, contaminación de las aguas con metales pesados y productos químicos de la industria agraria, etc. etc.
No debes perderte, amigo, el increíble ritual amatorio de esta preciosa ave de moños oscuros y gola leonada. No debe escaparse a tu sensibilidad el espectáculo de la danza del somormujo, quizá el primer ballet de la Historia de la Tierra.
Juan Goñi
0 comentarios:
Publicar un comentario