Lekaroz
Lekaroz acaricia el paisaje con su caserío blanco, casi
cegador, rodeada de los prados más verdes que nadie pudiese imaginar. Desde el
pequeño altozano, Lekaroz respira valiente y pequeñita, respondona y orgullosa.
A su alrededor, los pueblecitos de Baztán van a lo suyo, parecen de espaldas
los unos con los otros, pero Lekaroz los mira cara a cara, arrogante. Parece
decirles: “¿A qué no te atreves a ser más guapa que yo?”.
Lekaroz se conoce sobre todo por el colegio “Nuestra Señora
del Buen Consejo”, que desde 1888 educó a miles de niños. Algunos de los que
pasaron por sus aulas fueron Jesús María de Leizaola, Pedro Miguel Etxenike,
Ignacio Urquijo Olano (conde de Urquijo), el escultor Jorge Oteiza, Nicanor
Zabaleta o Aita Donosti, por citar solo unos pocos. El colegio fue derribado,
no sin polémica, en el año 2009, seis años después de que fuera clausurado por
la orden de los capuchinos y posteriormente vendido al Gobierno de Navarra.
Pero Lekaroz es mucho más que su colegio derribado. Lekaroz
mira al Valle desde las faldas del Bagordi, asomándose a las terrazas fluviales
que allanan el camino entre Irurita y Elizondo. Por Lekaroz no se pasa, a
Lekaroz se va o no se va, porque Lekaroz no está en la columna vertebral del
Valle. Este pueblecito orgulloso y descarado mira hacia el río Baztan desde arriba
y vigila la carretera, como a punto de saltar sobre ella. No puedes pasar sin
que te vea, sin que te aceche desde lo alto, sin que te salude su rumboso
campanario.
¡Qué menos que devolver el saludo!
¡Qué menos que devolver el saludo!
Juan Goñi
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