A la primavera se la está
comiendo el tiempo. Los cielos insensibles aún escupen plegarias de invierno,
grises metáforas, matronas de fuentes y manantiales. Rebosan los ríos y se
blanquean las montañas, protesta el ganado en el prado y el Sol no quiere o no
puede. Aquí abajo reina el verde, apaciguado por brumas que esquían sobre la
techumbre del bosque mojado. Aún se adora al gris en los cielos, todavía hay
frio en la faz del mundo. Todos quieren, pero no toca, dice la Madre. ¿Acaso
alguien nos prometió el mayo de los poetas?
Resuenan truenos de frío,
amoratados y frígidos, y mil mares se nos caen encima. Se encharca el prado
verde y el agua ya no sabe dónde meterse; agua que ya no canta, sino ruge. Se
escandaliza el calendario mientras el cielo brama como un océano enrabietado.
Clamas a un firmamento impasible que no oye. Y así seguimos. Sin que nadie lo
remedie.
No, no, perdona, si querías otra
cosa, haberte ido al Corte Inglés. Esta es la de verdad, no la de los anuncios.
Primavera, locuela impenitente, no paras quieta, sin consultar, sin remedio,
siempre tan salvaje, tan inexperta, tan rutilante, tan estrepitosa.
¡Vaya bofetada, Primavera! taconeando
el cielo sin piedad, ajena a todos y a todo; a tu bola, como siempre. Aún te
meas en la cama, aún te sales del tiesto, aún te cagas en todo y te da igual.
Tan joven y tan irrespetuosa; tan maleducada, tan salvaje, Primavera insumisa,
turbulenta, insurgente, revoltosa… nos dejas a todos en bragas, con las gafas
de sol sobre la nariz que moquea, con el pantalón pirata y el protector solar
en el bolso. ¡Si es que soy gilipollas!… Nunca aprenderé.
Más vale que al menos tu te amotinas,
y mandas a la mierda los anuncios a golpe de frío y agua. Menos mal que aún nos
queda tu rebeldía. Te sublevas, Primavera, sacas el mal genio y nos repudias,
confusos y enredados.
Te importa un comino ¿Verdad? El
hombre del tiempo, la primavera del Corte Inglés y los poetas que cantan a mayo,
hoy desterrados. Y tu reinando como un Calígula que nombra senador a su
caballo, caprichosa e irreflexiva, insubordinada y desenfrenada, libre,
libertina y libertaria…
¡Joder!, Primavera ¡A veces no hay Dios que te
aguante!
¡Si no fueras tan guapa….!
Juan Goñi
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