Foto: A
dream on our way to death por “Foureyes”.
No sabemos a dónde iba, ni
siquiera de dónde venía. Lo cierto es que aquel paquebote se hundió en medio
del mar en una noche de tempestad. Afortunadamente una pequeña isla no quedaba
lejos, y algunos de los pasajeros llegaron extenuados hasta sus playas.
Tras las primeras horas de
conmoción, los supervivientes se empezaron a organizar; el rescate era
improbable, al menos en el corto plazo. Felizmente la isla parecía
hospitalaria; había agua dulce en abundancia, cocoteros por doquier, y el
pescado parecía copioso y exquisito. Uno de los supervivientes pronto tomó el
papel de líder. Organizó hábilmente al resto de compañeros y los puso a
trabajar. Algunos de ellos se ocuparían de proveer de pescado a la colonia,
otros construirían cobijo para todos, otros traerían los cocos; por último
algunos de ellos se encargarían de que no faltara el agua. Cinco personas se
encargarían de turnarse en la vigilancia, garantizando la seguridad de la
incipiente población. Finalmente, el líder, que a partir de ahora llamaremos
Ocnab, se dedicaría a comer las viandas, a comprobar y disfrutar del agua
conseguida, en definitiva, a “poner a trabajar” a todos sus compañeros.
La influencia de Ocnab aumentó rápidamente
entre los habitantes de la isla. Pronto
tomó esposa, y formó una numerosa familia, cuyos miembros compartían con él la “obligación”
de disfrutar del trabajo sin descanso de sus semejantes. Hubo algunos
desórdenes, por lo que el número de los vigilantes aumentó, y dejaron de
preocuparse tanto por la seguridad de la colonia, para dedicarse casi en
exclusiva a la seguridad de Ocnab y su familia. Pese a eso, las protestas por
el elevado tren de vida del líder y sus allegados crecían sin parar. Así pues,
Ocnab decidió inteligentemente dejar el puesto de líder e inventó un sistema de
poder en el que él no fuera objeto de críticas. Nombró a dos de sus más fieles
seguidores como “candidatos”; la población debería decidir cuál de los dos
sería su líder en los próximos cuatro años.
Ocnab se reservó para sí mismo el control de las mercaderías, del agua, de los alojamientos… en definitiva, permanecería al mando del fluir de la economía de la ciudad. El seguiría en su puesto, en su función de comer todo lo producido por la colonia, ayudado por su cada vez más grande familia. La mayoría de los habitantes sobrevivían como hasta ahora, con las necesidades básicas escasamente cubiertas, trabajando de sol y sol para proveer a los poderosos de todo tipo de lujos que ellos nunca disfrutarían. Pero sus protestas serían apaciguadas puesto que el responsable de su situación sería en cualquier caso el líder elegido de entre los “candidatos”. Los vigilantes mantenían el monopolio de la violencia; se construyeron cárceles. La miseria apabullante trajo como consecuencia robos y crímenes, lo cual aún justificaba en mayor medida la opresión ejercida por el sistema. Sacrificaríamos la libertad en orden a garantizar la seguridad. Cada cuatro años se repetía el proceso electoral y se cambiaba, si era necesario, al líder, que siempre seguiría a pies juntillas las directrices de Ocnab.
Ocnab se reservó para sí mismo el control de las mercaderías, del agua, de los alojamientos… en definitiva, permanecería al mando del fluir de la economía de la ciudad. El seguiría en su puesto, en su función de comer todo lo producido por la colonia, ayudado por su cada vez más grande familia. La mayoría de los habitantes sobrevivían como hasta ahora, con las necesidades básicas escasamente cubiertas, trabajando de sol y sol para proveer a los poderosos de todo tipo de lujos que ellos nunca disfrutarían. Pero sus protestas serían apaciguadas puesto que el responsable de su situación sería en cualquier caso el líder elegido de entre los “candidatos”. Los vigilantes mantenían el monopolio de la violencia; se construyeron cárceles. La miseria apabullante trajo como consecuencia robos y crímenes, lo cual aún justificaba en mayor medida la opresión ejercida por el sistema. Sacrificaríamos la libertad en orden a garantizar la seguridad. Cada cuatro años se repetía el proceso electoral y se cambiaba, si era necesario, al líder, que siempre seguiría a pies juntillas las directrices de Ocnab.
Un día los pescadores decidieron
protestar y no salieron a faenar. Pero esto no supuso ningún cambio. Ocnab y su
familia amenazaron con dejar de comer pescado, lo que traería como consecuencia
el descenso en la demanda de pescado, y por lo tanto la pérdida del puesto de
trabajo para los pescadores, y por lo tanto su caída en la marginalidad y en la
pobreza aún más acuciante. Los pescadores volvieron a sus puestos de trabajo
sin conseguir sino unas migajas más con las que continuar su vida. Y así ocurrió
con el resto de los gremios de la colonia.
.- Para para, papá. Me estás
constando una milonga. Eso es imposible. ¡La gente no es tan tonta! Tarde o
temprano terminarían por echar a Ocnab y a su familia, a los candidatos y a los
vigilantes al mar. No se puede aguantar tanta injusticia.
.- ¿Estás seguro, hijo mío?
Juan Goñi
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