Cuestión de principios.



Los que me seguís habitualmente sabéis de mi afición de llenar de cajas nido los alrededores de lo que me alberga y me alimenta, del pequeño trocito de Tierra en el que habito. Muchas de esas cajas nido se han convertido ya en cuna de decenas de pajarillos de varias especies: carboneros comunes y palustres, herrerillos, trepadores azules, colirrojos, papamoscas, mosquiteros o lavanderas. Aves amigas y compañeras de viaje, a las que “apadrino” cariñoso y emocionado.

Estos días los recién nacidos no paran de piar exigiendo a sus papás alimento para seguir creciendo. Van y vienen mis amigos trayendo orugas y escarabajos, arañitas y gusanos diversos, y entonces el nido se convierte en un alboroto de piidos. No me cuesta imaginar aquella pequeña construcción llena a rebosar de boquitas amarillas, alzadas hacia su papá, exigiendo su ración de desayuno. Y así se va haciendo realidad el milagro de la primavera, el ciclo eterno de recomposición y regeneración, el milagroso triunfo de la Vida tras la derrota aparente del invierno.

Aquí tenemos al carbonero común (parus major), al chichipán, como lo llaman en la Ribera o kaskabeltz handia, que es su nombre en euskera, trayendo a su nido una hermosa oruga verde que ya no atacará las hojas de mis lechugas. El nido, como se puede ver, es una caja de vino reciclada. Controlar la población de sus presas sin exterminarlas, mantener activa su fuente de alimento sin sobreexplotarla, en el cuidadoso equilibrio del ecosistema, en la delicada y sutil armonía de la Vida en la Tierra. Así, casi sin moverme, desde la puerta de mi casa, me entusiasmo al comprobar la perfección matemática de formas y densidades, la simbiosis entre todas las formas de vida, en pos de la maximización de la vivacidad en cada metro cúbico de Biosfera.

Me atrevo aquí a recomendarte un paseo por la web de mi amigo Haritz, ”El Campero Inquieto”, persona sensibilizada y sensibilizadora por y para el mantenimiento de la vivificante realidad que nos rodea, o, mejor dicho, nos debería rodear. Y por ello me atrevo a "robarle" a Haritz el lema de su página, para despedir hoy este post de comienzos, de principios en sus dos acepciones.
"Porque además de observar hay que CONSERVAR"

Saludos Camperos!!

Juan Goñi

1 comentario:

  1. Cuanta razon, que asensaciones tan plenas y enriquecedoras ofrece para el buen observador y amante de la naturaleza una simple caja de madera.
    Por cierto esa caja de vino , muy original!
    Saludos camperos!

    ResponderEliminar