Digitalis purpurea, bella y peligrosa.


El bosque se desbarranca junto al sendero, y cae abrupto hasta mis pies. En la ladera áspera y desnuda crece esta maravillosa flor, tan bonita como peligrosa, la digital, o calzón de zorra, o San Juan, o dedalera, o “guante de Nuestra Señora”,… enn euskera, benda o beratxa, o kukuprakak, tantos nombres que sería casi imposible referirse a todos ellos. Su nombre científico es Digitalis purpurea. Esta es una flor bianual; tras germinar produce una roseta de hojas ovales y dentadas, de largo peciolo; solo en el segundo año produce este largo tallo de entre cincuenta centímetros hasta dos metros y medio, cubierto de estas preciosas flores tubulares con peciolos de diversos colores, desde el amarillo al rosa intenso o púrpura. Ha sido históricamente una planta utilizada con fines medicinales, pero es muy difícil calcular la dosis de sus principios activos. Las hojas cambian su concentración con el paso del día, siendo esta más alta a primeras horas de la tarde. La dosis cínica recomendable y la dosis mortal se encuentran muy cerca, por lo que actualmente se la considera una planta extremadamente peligrosa y mortal. Entre sus principios activos destaca la digitoxina y la digosina, muy apreciadas para el tratamiento de dolencias cardiacas. Se dice en tierras de Gales que las Hadas eligen las zonas en las que crece esta flor para bailar las noches de luna llena. Y yo, que para esto suelo ser muy crédulo más por voluntad que por convicción, lo creo a pies juntillas.

Ya están abiertas la mayor parte de las flores de la dedalera, anuncio inequívoco de que San Juan se acerca, y con él la noche de la magia y de la Naturaleza, el clímax solar en el hemisferio norte. Poco a poco la primavera llega a su fin, y nos regala días largos, interminables horas de sol que alimentan huertas y bosques. Todo en la Natura crece estos días a gran velocidad; “a golpe de sol y de agua” como decía el poeta. Y así, poco a poco, nos asomamos al verano y al calor.


Juan Goñi

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