Líquenes en la superficie de un haya en Belate.
Un liquen es una asociación
estable y simbiótica entre un hongo (micobionte) y un alga (ficobionte), del
que resulta una estructura denominada talo. Dependiendo del tipo de hongo y
alga asociados encontramos gran diversidad de líquenes; actualmente hay
descritos más de diecisiete mil tipos diferentes de líquenes. Este organismo es
muy cosmopolita, lo podemos encontrar en los desiertos más áridos o en las
zonas polares, en las junglas lluviosas de los trópicos o en las cumbres de las
más altas montañas; incluso los podemos encontrar en los caparazones de caracoles
o tortugas o en el pelaje de algunos mamíferos como es el caso de los
perezosos, dándose así un caso de una simbiosis triple. Los líquenes pueblan la
tierra desde hace 280 millones de años. Encontramos los mismos tipos de
líquenes en América o en Europa, por lo que sabemos que estos evolucionaron
antes de la separación de los continentes.
En esta asociación simbiótica, el
hongo proporciona al alga protección contra los rayos ultravioleta e incluso
contra las radiaciones. Así mismo el hongo proporciona sujeción al sustrato y
protección mecánica (contra el viento, la lluvia o los animales) al alga. Así mismo
el hongo proporciona al alga las sales minerales y componentes inorgánicos que
necesita. El alga, por su parte, realiza la fotosíntesis y proporciona alimento
al hongo. Esta simbiosis ha resultado muy exitosa en la evolución, y por ello
poco han evolucionado a lo largo de millones de años.
Los líquenes son los primeros
colonizadores de todo tipo de superficies, desde rocas volcánicas a cortezas de
árboles. Con su metabolismo van “deshaciendo” la roca y van “construyendo”
suelo en el que más tarde podrán enraizar organismos vegetales como los mugos,
a los que más tarde seguirán organismo que se alimentan de ellos. Además,
durante su actividad metabólica, fijan en nitrógeno en el sustrato, elemento
químico indispensable para la vida vegetal, por lo que son un eslabón transcendental
en el ciclo del nitrógeno, uno de los ciclos más importantes para la Vida en la
Tierra. Por todo ello podemos decir que los líquenes son verdaderos precursores
de la vida terrestre; muchos científicos piensan que fueron precisamente los
líquenes los primeros seres capaces de escapar del agua y empezar a colonizar
la superficie de la tierra, aunque en este tema hay todavía hoy grandes
controversias.
La Agencia Espacial Europea
demostró, mediante experimentos realizados en el año 2005, que al menos dos
especies de líquenes son capaces de sobrevivir en el espacio sin ninguna
protección, lo que da buena muestra de la extremada resistencia de los líquenes
a condiciones hostiles para la vida. Es por ello que los líquenes han colonizado
y logrado prosperar en prácticamente todos los ecosistemas terrestres.
Los líquenes son actualmente
utilizados como bioindicadores de la calidad del aire, puesto que son muy
sensibles a las concentraciones altas de contaminantes como el dióxido de
azufre, principal responsable de lo que llamamos lluvia ácida. Expuestos a
atmósferas contaminadas, los líquenes reaccionan minimizando la superficie
expuesta a la misma, pero ante la desaparición de estos contaminantes de la
atmósfera, el liquen se recupera muy rápidamente.
El éxito evolutivo de los
líquenes es un magnífico ejemplo de hasta qué punto pueden mejorar las posibilidades
de supervivencia y adaptación de los organismos cuando se asocian en simbiosis.
En la Naturaleza estas asociaciones son mucho más numerosas de lo que
habitualmente se piensa. Está claro que en la cooperación entre individuos (ya
sean estos de la misma o de diferente especie) está la solución a muchos problemas
que soporta la Vida en el planeta. Esta Sociedad apagada y enferma en la que
vivimos debería aprender mucho de las asociaciones simbióticas, y caminar, sin
duda, hacia una Humanidad cooperativa entre si y simbiótica con el Planeta que
la sostiene. Ahí, probablemente, radica la solución a muchos de los problemas
que actualmente padecemos.
"Con colores vivos pintan la tierra muerta
y se levantan como los últimos centinelas de la Vida."
Juan Goñi
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