Contaminación sobre Madrid. Foto de Luis Perez.
Cada año, fallecen prematuramente
casi 20.000 españoles por culpa de enfermedades provocadas por la mala calidad
del aire que respiran. Una suerte de crimen
masivo provocado por todo tipo de contaminantes que asfixian hasta la
muerte a demasiados ciudadanos. A pesar de que la ley obliga a informar sobre
los niveles de contaminación, es un crimen que se realiza en silencio, en la
ignorancia más absoluta de que están siendo estrangulados. Así lo demuestra un
Eurobarómetro hecho público ayer (PDF) que
señala que los españoles son los europeos que se consideran peor informados
sobre los niveles de contaminación y de la calidad del aire de los entornos que
habitan.
España encabeza el listado de los 27 con un 31% de sus
habitantes que se consideran “nada informados” sobre los problemas de calidad
del aire en su país, seguida por Letonia con un 27%. La media de la UE es del
17%. En el otro extremo, solo el 23% de los españoles se sienten “bien
informados” sobre estos asuntos, la proporción más pequeña de toda la Unión
tras el 22% que registran los letones. La media europea en este apartado es del
36%.
Además, los españoles son el cuarto país de los 27 con la
menor proporción de ciudadanos que han oído hablar de las exigencias de calidad
del aire de la UE: solo el 18%. Únicamente el 20% de los españoles conoce la
existencia de un techo de emisiones por país. Por otro lado, el 87% de los
españoles, solo por detrás del 91% de los griegos, considera que las
autoridades de su país no están haciendo nada para combatir la contaminación
del aire, frente al 72% de la media de la UE. Curiosamente, España también es
el país en el que una mayor proporción de los encuestados (73%) asegura
desplazarse en transporte público, bicicleta o a pie para evitar contribuir al
mal estado del aire con las emisiones de su coche.
Desidia institucional
La legislación española obliga a las
autoridades a informar a los ciudadanos, pero los expertos señalan que la
desidia institucional, la inconcreción normativa y la falta de cultura de la
transparencia evitan que los datos sobre la calidad del aire lleguen a los
españoles en condiciones. Todas las comunidades autónomas, y algunas ciudades
importantes como Madrid, ofrecen información sobre los niveles de
contaminación. Pero se trata de portales en internet difíciles de encontrar,
con cifras y códigos imposibles de entender, con datos que no siempre están
actualizados y que la mayoría de las veces no advierten de la gravedad de la
situación. En España, el
94% de la población respira aire con niveles nocivos de contaminación según
los estándares de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Más de 10 millones
de españoles sufren una polución que supera los límites establecidos por la
ley.
Cuando se superan determinados niveles de contaminación, las
autoridades están obligadas a alertar a la población”, explica Mariano
González, uno de los responsables del informe de Calidad
del Aire que presenta cada año la organización Ecologistas en Acción para
tratar de darle sentido a las cifras que ofrecen las distintas
administraciones. Tras muchos años de batalla, reconocen que las comunidades no
ponen ahora tantos problemas como antes para entregar los datos a las
organizaciones. Pero con los ciudadanos es distinto. “Son las administraciones
las que están obligadas a informar a la gente, pero no lo hacen”, denuncia
González, “ni siquiera cuando se alcanzan niveles críticos de contaminación
para prevenir riesgos para la población”.
Ausencia de avisos a la población
Por encima de los límites marcados por ley (en España, en
Europa y según criterios de la OMS), es obligado alertar a la ciudadanía para
no exponer a sus daños a población de riesgo, como ancianos y niños, y evitar
otros peligros asociados como hacer deporte en determinadas circunstancias y
localizaciones. Madrid, por ejemplo, tiene un protocolo público de actuación (PDF)
cuando se alcanzan o superan determinados niveles de presencia de contaminates
como el ozono o las partículas en suspensión, que provocan
muertes prematuras. “No creo que nadie haya visto nunca un aviso. A veces
sacan una nota, que a veces publica algún medio. Al final, se trata de avisos
retroactivos porque los ciudadanos se enteran al día siguiente”, ironiza Juan
Bárcena, responsable de Calidad del Aire de Ecologistas.
El problema de la contaminación vivió un episodio muy notorio
en enero de 2011, cuando la boina de polución se encajó hasta las cejas de
madrileños y barceloneses. De la alarma social de aquellas semanas nació un Plan
Nacional de Calidad del Aire impulsado por la ministra de Medio Ambiente
del momento, Rosa Aguilar, que terminaría aprobando en noviembre de ese año
tras varios meses de reuniones y consensos con administraciones y
organizaciones. Ahora, el ministerio que dirige Miguel
Arias Cañete va a cambiar ese plan por tratarse de “un brindis al Sol”.
¿Mejorará este plan el deficiente nivel de información de los
ciudadanos? Preguntado por Materia, el
Ministerio no concretó mucho: “El futuro plan mejorará la información al
público, a través de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET)”. Curiosamente,
lo único que se llegó a poner en marcha del plan de Aguilar fue una página en
el portal de AEMET que contiene predicciones sobre la calidad del aire.
Si poco se hace desde la administración en situaciones de
alerta, menos aún con la información corriente del día a día. “Es muy difícil
conseguir estos datos donde de verdad preocupan”, cuenta el físico Antonio Ruiz
de Elvira sobre su experiencia recabando información para sus propias
investigaciones o para realizar informes, como los del Observatorio de la Sostenibilidad,
dependiente del Ministerio. “Es más cómodo no dar información, así no tienes
que responder ni tienes que tomar medidas”, critica. Y añade: “Se trata de una
mala práctica incorporada en el cerebro de la administración: sienten una
enorme resistencia a dar datos. No entienden que son públicos. Los que pagan,
los ciudadanos, deben saber cómo es el aire que respiran”.
En las distintas webs de información ambiental se ofrecen
valores ininteligibles por los ciudadanos. Y cuando se muestran códigos que se
entienden, como los colores del semáforo en función del riesgo, tampoco son de
fiar. “Nos hemos encontrado con que el color de una estación de medición
aparece en verde cuando ha triplicado los valores anuales acumulados. Pero
claro, los niveles para ese día están por debajo del límite”, denuncia Mariano
González. Según todos los expertos, salvo excepciones, ninguna administración
hace un esfuerzo real para que los ciudadanos entiendan unos datos que afectan
a su salud pero que se ofrecen “en chino”, con errores de interpretación, sin
actualizar y con demasiadas ambigüedades.
Más Info:
Informe sobre la
calidad del aire en el Estado español durante 2011 (Ecologistas en acción)
Los datos de la
contaminación en tu Comunidad Autónoma (Ecologistas en acción)
PLAN
NACIONAL DE MEJORA DE LA CALIDAD DEL AIRE (Ministerio de Agricultura, Pesca
y Medio Ambiente)
Calidad del
aire (AEMET)
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