Lizaso,en el Valle de Ultzama, es
uno de esos pueblecitos que hay que visitar. Sus casas con sus grandes escudos
señoriales, sus calles, su ambiente de tranquilidad y sosiego son casi un
prodigio en estos tiempos de prisa desaforada. Y no solo Lizaso (“el lugar de
los muchos fresnos”: Lizar-zu), sino todo el Valle merece un paseo y una visita
tranquila. Sus pastos ondulados, con tantos tonos de verde como quepan en tu
imaginación, sus imponentes bosques de robles, sus altos habitados por hayas y
magias, su gastronomía…
El paisaje de La Ultzama recuerda
al de un mar tranquilo de verde que suavemente cimbrea hasta el horizonte. Sus
cielos, permanentemente surcados por el milano real, bandera sin mástil que
ondea impenitente por estas tierras; sus
nieblas asustadizas y prodigiosas; sus gentes, como las de antes, de ojos
sinceros, de proceder sencillo y limpio… y esa cuajada que es una delicia para
los amantes de la buena mesa.
Al lado de Lizaso encontramos el
robledal de Orgi, uno de los bosques más bellos de Navarra, adaptado para
disfrutar de un paseo delicioso. Allí encontrarás el sortilegio antiguo de los
robledales viejos, los cantos de las mil aves de colores que recorren las copas
de la arboleda venerable, el silencio que engatusa y relaja las mentes más
inquietas.
¿Qué decirte del resto de los
pueblecitos de este Valle de fantástica belleza? Alkotz, Arraitz-Orkin, Auza,
Eltso, Eltzaburu, Gorrontz-Olano, Gerendiain, Ilarregi, Iraizotz, Larraintzar,
Suarbe, Urritzola-Galain y Zenotz, que junto con Lizaso conforman los catrorce
pueblos que forman el Valle de Ultzama.
Si no la conoces, deberías
acercarte sin prisa por entre estos pastos suaves. Si ya lo conoces,
compartirás conmigo ese sentimiento de necesidad de no estar muy lejos de
Ultzama, de no tardar mucho en volver a sus panoramas envueltos en verdes, en
campanas lejanas, en maravillosos bosques de belleza inquietante.
Ultzama el corazón en el que
late mi Navarra Verde.
Juan Goñi
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