Bosque de Orgi. Foto de Cesc Jurado
Paseaba por bosque, en completa
soledad de cuerpo y alma. Un manto de blanco intacto y limpio cubría la
arboleda; los musgos y helechos en el suelo, invisibles, hoy secretos bajo el
embozo de una blanca claridad. Entre silencio y silencio, el sendero giró
bruscamente y apareció el banco donde alguna vez estuvimos sentados. Lo cubría
una espesa capa de nieve nueva; golosina de merengue de un cumpleaños imposible
al que solo yo estaba invitado. Una ola de sentimientos anegó mi corazón, ahogando
mi mirada de recuerdos inconclusos. Aquel día nos sentamos ahí, aquel día en el
que ya no estoy tan seguro.
Era otoño, o quizá no, pero así
aparece ahora en mi recuerdo. Las hojas lo cubrían todo, empapadas ante la
lluvia intermitente. Resplandecían los acebos mojados, cuajados de rubíes
rojos. Un chubasco de hojas ocres y amarillas nos recibió cuando llegamos al
claro del bosque. ¿Íbamos cogidos de la mano? ¿Lo recuerdas así? Tal vez no.
Nos sentamos empapando nuestras
ropas; aquel día no nos importaba. Te miré con el rabillo del ojo, mirabas más
allá de lo visible, viajabas con tus sueños por entre los cielos del ahora. No
recuerdo que hablásemos. No recuerdo ni siquiera una palabra.
No sé cuánto tiempo permanecimos
allí. Quizá solo un instante. Y después… después no recuerdo nada más. Solo tu
mirada, que miraba más allá, lejos de todo menos de mí.
Me duele un miembro que no tengo. Anhelo regresar
a dónde nunca estuve, me afano por volver a ser lo que no fui. No estoy satisfecho
de ser Hombre, pero no sé a dónde regresar ni como volver a un estado del que
he perdido todo recuerdo claro. Quisiera transponer la enigmática distancia que
separa el ayer del hoy y reintegrar mi alma a la situación que el tiempo ha
abolido. Una situación que probablemente nunca existió.
Es dulce la tristeza consentida. Es
solo nostalgia, como una inmersión en aguas cálidas imaginadas. Un estado de
conciencia sin más, transitorio, sin efectos secundarios; no hay por qué
preocuparse. Mejor, solo, disfrutarlo. Luego será otro día.
Juan Goñi
" El hecho de ser habitados por
una nostalgia incomprensible sería,
al fin y al cabo,
el indicio de que hay un más allá. "
Eugène Ionesco,
dramaturgo francés de origen rumano.
0 comentarios:
Publicar un comentario