Lluvia y frio en abril.



 Regato en Bertiz

Llueve copiosamente sobre los bosques y las praderas de Bertizarana. La temperatura ha bajado significativamente y por un momento las nieblas que ocultan al Oteixon y al Meate arrastraron mis recuerdos hasta un febrero que se fue, pero asoma. Un sonoro resfriado me mantiene anclado en casa, cerca del fuego, a resguardo del frio y del agua que hoy lo invaden todo. Aun así, reviso las  fotos que hace pocos días saque en Bertiz, donde los regatos surgen por doquier, donde canta el agua alegre, tintineante, como los cascabeles de un sonajero eterno.

Hoy no podré hacer mi paseo por Bertiz. Tendré que conformarme con admirar al mundo desde mi ventana al son de la lluvia impenitente; me contentaré con una mantita calentita que comparto con mi hijo Martín, y el cálido cuerpecito de mi gato ceniza que se enrosca en mi regazo. No creo que se pueda pedir más. No necesito nada más.

Juan Goñi

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