Desde el mediodía del viernes, un
atroz incendio devora la isla de Mallorca. La descomunal estupidez de un señor que quemó unos rastrojos
parece ser la causa del incendio. Ahora mismo, el incendio sigue activo y descontrolado.
Ya ha borrado de la faz de la Tierra más de dos mil hectáreas de valioso bosque
mediterráneo, considerado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, en la
maravillosa sierra de Tramontana. Grandes espacios vírgenes que estaban
cubiertos por los pinares, acantilados y zonas del litoral tienen ahora el
aspecto de un paisaje lunar, gris y negro, desnudo y aún con rescoldos
humeantes. Antiguos campos de olivos seculares han quedado cobrizos y
carbonizados. Luto y desolación campean donde hace solo unas horas triunfaba la
Vida.
Aunque no lo veamos, cuando se
quema un bosque se abre un abismo bajo nuestros pies.
NO LLAMES A LAS LLAMAS.
(Joaquín Araújo)
En la foto, huellas de un
incendio
en las proximidades de Sorauren (Navarra).
Juan Goñi
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