Donamaria y Gaztelu. Al fondo, Legate.
Malerreka-Bertizarana-Baztan
Navarra.
Cuando miro el paisaje, miro la
vida. Miro el hogar y la fonda, la escuela y el osario, el paritorio de todo lo
que vive. Lo viviente se come el paisaje a la vez que lo crea. Allí los
bosques, más allí las montañas, los
prados y los regatos, conforman la visión de un mundo emocionante. No son hoy
los paisajes de ayer; mañana no serán los paisajes de hoy. Mirar el paisaje es
mirar el Tiempo y el Espacio bailando al son de lo infinito.
Pero el paisaje, modificado por
la vida, también modifica al observador. No hay probablemente actividad más
inocente, menos avasalladora, que la observación de los paisajes. La mirada
acaricia lo mirado sin tocarlo, sin mancillarlo, sin modificarlo. El paisaje se
disfruta sin consumir nada, sin ruido, sin alteración, como una caricia casi
imaginada. Y entonces el que observa resulta acariciado por lo observado. El
alma se aquieta, la mente comprende, los ojos descansan, los oídos se silencian
y sosiegan.
No hay mayor convite que el que
nos ofrece gratuitamente el paisaje. Todos somos huéspedes del paisaje, todos
somos comensales y partícipes, todos somos observados y observadores delante del
panorama emocionante de un paisaje. Protagonista y espectador, te detienes ante
él a abrir los ojos, a aguzar los sentidos, a palpar el mundo con tu corazón y
con tu alma. Y entonces te das cuenta de que eres tú el observado, el
acariciado, el escuchado.
Cuando nos roban el paisaje nos
roban la emoción y las raíces. Cuando usurpan panoramas despojan al Mundo de su
vestido primordial, violadores agresivos, asesinos de la vivacidad, enemigos
violentos de la Tierra.
No permitas que te roben tus
paisajes. Eso es poco menos que extirpar de tu ahora tu mañana. Eso es ni más
ni menos que desgarrarte de tu ayer, extraerte de tu hoy, seccionarte,
amputarte de ti mismo.
Mira. Disfruta. Ama. Se
consciente de tu encaje en lo que miras, arraiga en la Tierra que observas,
injértate en el Mundo con los ojos. Quizá no haya mejor manera de empezar a defender
el planeta.
Juan Goñi
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