¡Qué cerquica de mi os quedasteis, AMIGOS!



Compartiendo amistad y paisajes.
Nacedero del Urederra - Urederrako iturburua.
Foto de Bernardo Carrió.

La semana pasada tuve el honor y el placer de acompañar a un grupo de amigos a recorrer algunos de los parajes embrujados de mi Navarra. Nos emocionamos en los desiertos de Bardenas, nos sobrecogimos ante la hermosura más pura en Urederra, nos conmovimos en las soledades de los pastizales de Urbasa, nos estremeció un Bertiz mágico cubierto de hojarasca, vibramos ante la belleza limpia de los bosques de Malerreka… latimos al ritmo de una Naturaleza poderosa, intensa, vigorosa, que se pierde poco a poco en las profundidades de un otoño delicioso. 

Ellos y yo, fascinados, íbamos de aquí para allí cargando con nuestras cámaras de fotos, dispuestos a mirar a los ojos al mundo, a captar aunque solo fuera un reflejo de tanta maravilla, pasmados y admirados ante tantos prodigios a cada paso. 

Entusiasmo ante la magnitud de la belleza natural, camaradería, bromas en el calor del desayuno, apetito insaciable por la vida, por vivir y por mirar y admirar.  Nos dejamos subyugar por la majestad de los paisajes, por la humilde hermosura de un helecho, de una hoja de arce sonrojada, por la serena perfección del riachuelo montano…

Amistad ética y estética, cariño verdadero que arde entre los camaradas del bosque hechizante, no nos sobró el tiempo ni el espacio. Todo nos parecía poco y todo nos parecía eterno.  Comer con los ojos las exquisiteces que el mundo nos ofrecía sin recato, ansiosa nuestra mirada admirada, avidez que devora sin molestar, sin afectar, sin perturbar. 

Y ahora, unos días después, cuando volvemos al sosiego del hogar, revisamos los retazos de mundo que nos trajimos del mundo, y rememoramos ante la pantalla la gran comilona de colores, el festín sin mesura y sin huella, que nos dimos en mi tierra, que es tu tierra, porque la amas.

Los paisajes siempre son de aquellos que saben apreciarlos. Estos paisajes son de Cesc, de Felipe, de Bernardo, de Ángel, de Pilar, de Pere y del resto de amigos que se perdieron con nosotros por el otoño navarro, y cuyos ojos aún andan perdidos, con los míos, por aquellos fascinantes horizontes. Aunque os fuisteis… ¡Qué cerquica de mi os quedasteis, AMIGOS!

Juan Goñi.

Puedes unas preciosas fotos de ese viaje 

0 comentarios:

Publicar un comentario