Orbaibar - Valdorba. Corazón de Navarra.






Iglesia de la Asunción - Sansoain
Valdorba / Orbaiabar - Navarra / Nafarroa.
Construcción protogótica de principios del siglo XIII

Ya he dedicado algún post a la Valdorba, a este crisol de naturaleza y arte románico. Y hoy me he despertado con el canto de sus ruiseñores en el recuerdo. Así que he decidido contarte algo más de este enclave recóndito y poco conocido pero que atesora unos valores naturales excepcionales. 

Orbaibar (nombre oficial de la Valdorba en euskera) es un conjunto de valles situados en el mismo centro geográfico de Navarra y que vierten por el norte para formar el rio Zidakos. La conforman los municipios de Barásoain, Garínoain, Leoz, Olóriz, Orísoain, Pueyo y Unzué, aunque son bastantes más los lugares, concejos y despoblados que la integran. Por ejemplo al municipio de Leoz también pertenecen los lugares de Amátriain, Amunarrizqueta,Artáriain, Benegorri, Bézquiz, Iracheta, Iriberri, Leoz, Maquirriain, Olleta,Sánsoain, Sansomain, Uzquita. Así mismo, al municipio de Orísoain pertenecen los concejos de Bariain, Echagüe, Mendívil,Olóriz, Orícin, Solchaga y los caseríos de Eristain y Lepuzain. Los pueblos de Orbaibar se sitúan habitualmente rodeando una iglesia (una joya románica en todos los casos), ubicada en alguna atalaya dese la que se dominan llanuras y campos de cereal. Se aprovechan las zonas menos escarpadas que conforman los diversos riachuelos para sembrar cereal, algún olivo, viñas y almendros. Y el resto... es resto es una fascinante mancha de bosque mediterráneo cuajado de encinas, perfumado por romeros y espliegos, atiborrado de cantos de currucas y ruiseñores, coloreado por el vuelo de abejarucos o abubillas, enmarcado por el planeo de aguiluchos cenizos. En cambio al norte, en la Valdorba más serrana, encontramos robledales de clara influencia cantábrica en los que las aves más forestales disfrutan del anonimato y la serenidad de estos lugares. Todo ellos hace de Orbaibar un heterogéneo mosaico de paisajes, de aromas y de colores que sorprenden y atrapan al atónito pajarero.

La Valdorba de mi recuerdo es una Valdorba casi deshabitada, con carreteras desvencijadas, de pueblos en ruinas. Pero esa Valdorba es ya solo un recuerdo. Orbaibar ha sabido prosperar sin perder ni un ápice de su espíritu. Los pueblicos, plagados de casas medievales bien restauradas,  son atrayentes paseos por la Historia. Sus calles, primorosamente cuidadas, denotan el amor de los valdorbeses por sus pueblos, por su tierra. Y sus joyas naturales, pese a todos los problemas que comparten con sus camaradas en Navarra, se conservan aún suculentas, seductoras, fascinadoras para el amante de lo Vivo y de lo que lo alberga.

Mal conoce Navarra quien no se ha perdido por el Monte del Conde, quien no ha callejeado por Olleta y visitado su iglesia escondida, o por Leoz, o por Iratxeta y su mágico hórreo… por todos y cada uno de los pueblos y rincones que jalonan este hermosísimo compendio de arte y naturaleza. Poco sabe de la Vivacidad de Navarra quien no ha paseado por sus encinares, por sus ribazos, por sus perdederos serranos. Ir a Valdorba siempre es volver; volver a otro Tiempo y a otra Naturaleza vital y vitalista. Volver a Orbaibar es meterse en el corazón de Navarra, meterse en el “cogollico” del románico más emboscado. Venir a Valdorba es descubrir que, aún hoy, uno se puede perder en el trino de un ruiseñor durante siglos… aunque solo haya pasado un instante.

Juan Goñi

0 comentarios:

Publicar un comentario