De eso trata el invierno.

Dehesas de robles en Ultzama, Navarra, Nafarroa.
Foto de Felipe Noguera.



Y ahora, ahora que los robles ultiman su desnudo, ahora que el bosque desabrigado se calla y se recompone, ahora es cuando el camino de la arboleda es más sincero, más explícito y más limpio. Ahora que me abrigo las manos es cuando descubro que tengo el alma más expuesta. No hay gabán, ni paraguas ni resguardo para los corazones emboscados. Dejamos la cabeza descubierta, para oír intensamente el silencio profundo. Dejamos las ideas al socaire del frío, entonces se les caen las hojarascas, y se muestran radicalmente claras.

El invierno se coló en la rebotica del otoño ya extraviado. Empieza la sigilosa misión del acopio. En mi hogar, ahora, todo es guarida, todo es raíz, todo es callada espera. El bosque espera aunque no descansa. La tierra trabaja con denuedo para darle tiempo al tiempo. Algunos hacemos guardia y nos ponemos a la cola, serenos, ateridos. No es cierto el abandono, es solo camuflaje. Descuidamos un poco lo que se ve, porque lo que no se ve requiere toda nuestra atención. Y esperamos, procurando atosigar lo menos posible, mientras mis alrededores languidecen, como si no pudieran más.

¿Sabes? Puede uno avivarse y a la vez caer rendido. De eso trata el invierno.

Juan Goñi

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