Robledal de Dantzaleku, junto a la ermita de San Pedro.
Altsasu/Alsasua, la Barranka, Navarra, Nafarroa.
Al bosque adormilado le brotan aves
por los costados. Y las aves le hacen cosquillas en las ramas, y le cantan al oído,
y le peinan las canas.
Al bosque le nacen crocos amoratados
entre los dedos de los pies, y prímulas, y lirios amarillos y la hojarasca seca
cuchichea sus celos antes de huir.
Al bosque le cuesta despertar
porque se hace mayor; porque aún no termina de creerse que llegó la primavera a
lomos de la última ventisca. Le gusta demorarse un poco en el invierno y remolonea
más de la cuenta.
Al bosque no le gusta que le
metan prisa. Hace las cosas a su tiempo, aunque todos estemos desesperados de
esperarle.
Mientras aguardábamos, la
primavera me sacó a bailar un vals entre los robles; y justo antes de esfumarse
me plantó un beso entre los ojos. Y se escabulló tras los horizontes, huyendo
con el sol.
Juan Goñi
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