Caminando solo.



 Leurtza

Caminando solitario por la primavera recién nacida. Dejando que la mente se escape a otros lugares, allí donde quedaron los abrazos que no se dieron, donde aún perviven las palabras que se dejaron morir.

Caminando solo por los campos cuajados de trinos verdes, por los paisajes fríos de un invierno que quedó inconcluso. Los sentimientos se convierten en puntos suspensivos. Puntos suspendidos. Puntos detenidos. Puntos apenas remolcados por el débil sol de marzo.

Transitando en soledad por los bosques desolados aun de invierno, buscando el calor de aquel abrazo que casi olvidé, tras la última curva del sendero, tras tantas noches desiertas, tras los días yermos, desguarnecido.

Y encontrar entonces el porqué.

“Si no tuviera a mis bosques de mi lado no entendería nada”. Eso me dijo el zorzal desde la rama más alta de aquel haya desnuda. Y me senté al socaire de una sonrisa, abrazando con mis tímpanos los líquidos compases de su trino recitado. Y juntos te evocamos. Y así empujamos un poco más a la primavera. Y así descansó la mañana, sentada a nuestro lado.

Y entonces floreció, de pronto, un narciso amarillo entre mis manos. Y en aquel momento decidí esperarte, pese a todo, para siempre. 

Juan Goñi.

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