Bertiz.
El silencio del bosque es
un látigo para el desaliento.
El silencio del bosque no
es silencio, ni es del bosque: es tuyo, y es barahúnda.
Si guardo silencio, habla
Él.
Cuando Él habla, yo
simplemente enmudezco.
Reposa y no pienses. Si
piensas no entiendes.
No analices, no anheles.
Deja fluir al sosiego.
Entonces comprenderás y serás comprendido por lo que te engloba.
Siéntate, siéntete y
reposa. La hierba crece sola, y la primavera entera se acerca en
silencio.
Cúrate: sanarte es uno
más de los innumerables prodigios del bosque.
Juan Goñi
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