Amanecer de parsimonia.



 Brumas en Baztan (Nafarroa, Navarra) por Iñaki Atxa

Llueve despacio entre los espacios del bosque en este amanecer brumoso. Llueve despacio sobre los valles, sobre el rio lento, sobre el prado anegado, sobre la fuente que canta despacio su canción eterna. Pasa despacio el tiempo, acariciando lánguidamente la piel verde de mi tierra. Los Hombres dejan perezosamente atrás sus sueños, y se asoman a la mañana gris. Y el Baztan se arrima despacio a mi alma y camina palmo a palmo hacia su destino en su océano sin fin, entre Hondarribia y de Hendaia. Los alisos que lo escoltan gotean y se inclinan suavemente. Las aves callan, y yo también.

Mañana sin viento, desnuda de sol, desnuda de tiempo. Se me esconde Legate entre los jirones de brumas desordenadas, como se esconde a veces tu sonrisa, tan lejos. Reflejos en las tejas de los caseríos, en las hojas de los árboles, en los troncos brillantes, en los recuerdos, tan lavados por el agua del tiempo.

Respira el mundo, aliviado, saciado de sed.  Muestran los prados verdes su carita recién lavada, sus colores tan vivos, su vitalidad sin frontera ni credo. Beben despacio mis robles y mis hayas en los bosques que llevo dentro, y el mundo se llena de lamias y de caracoles. Se apaciguan mis entrañas y perezosamente se acompasan a los ritmos de la última gotera, de la caricia de la nube, y del lento fluir del manantial perpetuo. La parsimonia se vino a desayunar conmigo en esta dulce mañana de julio; a desayunar paisajes y luces; y reflejos y brumas; y verdes y bosques; y vida a bocanadas.

Hoy la luz vuela más lenta, y besa despacio cada brizna y cada hoja, y cada pluma y cada vida. Hoy a la lluvia le dio por pararse a pensar, y se quedó detenida sobre los mundos verdes y sus paisajes. Y a mí me dio por echar cuentas y hacer un rato los deberes: Mirar, despacio, tanto y tan bonito.

A veces pienso que se puede morir de emoción.

Juan Goñi

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