Nueva York, Beirut, Bombay, Madrid, Nairobi, Paris, Moscú,
Bali, Estambul, Niza, Argel, Berlín, Yakarta, Túnez, Estocolmo, Manchester,
Manila, Kabul… ayer le tocó a Londres. Indignación, rabia, impotencia y afán de
venganza. Los innumerables muertos no eran su objetivo. Su objetivo eres tú. No
buscan su muerte… buscan tu miedo y tu odio desatado.
Malditos aquellos que colocan el queso en el cepo del miedo,
en la anzuelo del odio. Abominables, porque ese cebo son los muertos y los
heridos. Sin importarles vidas o muertes, imparten agonía por doquier,
exterminio y matanza, destrucción y pérdida. Pero no olvides que te quieren
asustado, ciego de odio, sediento de venganza. Eso es lo que buscan.
No muerdas ese cebo, amigo mío. No te conviertas, tú
también, en víctima de estos malnacidos. Te necesitamos en este lado de la
trinchera. En el lado de los Derechos Humanos, en el lado de la sensibilidad y
de la pasión, en el lado de la inteligencia, en el lado de la Vida y la cooperación,
de la Alianza y del Compromiso. No podrán con nosotros sino perdemos de vista
el objetivo; por más vendas de sangre con las que tapen nuestros ojos. Esperanza,
hermano. La Civilización, la inteligencia y los derechos humanos, tu empeño y
el mío deberían ser suficientes. Si, desde luego, si seguimos todos juntos.
Mi corazón con las víctimas. Con todas las víctimas, con
cada una de ellas. Siempre. Y hoy me duele Londres.
Juan Goñi
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